Cuando desperté esta mañana, un lluvioso y frío Domingo; sin piernas entrelazadas ni caricias matutinas... Entendí profundamente 2 cosas, una por cuenta propia, y otra gracias a la intervención divina de una mujer que el destino me puso al lado en la forma de amiga. La primera que la soledad ha dejado de perturbarme como antes, que no me importa tanto como antes estar solita y que tuve en mis malos momentos muchos angelitos repartidos en el camino, que hicieron de mi amargo tránsito un camino menos tortuoso... La segunda cosa apenas aprendida es que los viejitos duermen poco... Y que yo levantándome un domingo a las 6.00 am estoy quedando en profunda evidencia !!!
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